FOTO OFICIAL 25 ANIVERSARIO

FOTO OFICIAL 25 ANIVERSARIO
Enviada, quien haya tenido problemas con la recepción que nos lo diga

lunes, 5 de julio de 2010

CRONICA DE UN DIA INOLVIDABLE (EL ACTO CENTRAL)

Un patio de colegio vacío resulta siempre inquietante. No es natural. Hay demasiada tranquilidad, demasiado silencio. Faltan las voces, las carreras atropelladas –y atropelladoras-, los balones sobrevolando peligrosamente las cabezas,... Y si además el patio es el de nuestros recuerdos, el patio de la memoria infantil a cuyas barandillas, entre los arcos, se asomaba hace ya demasiado tiempo nuestra inocencia, la inquietud resulta mayor.
Entrar en el patio por la “mítica” puerta de calle Agua –lugar de desafíos y duelos, lugar de citas y estampidas- y entrar incluso en coche –qué extraña sensación para muchos llegar así hasta el mismísimo patio del colegio ¡como mucho y por aquella puerta, en vespino!- había incrementado la expectación.

Nervios. “Aquél parece...” “Pero si aquella es...” “¿Tú eres...?” “Hola, ¿te acuerdas de mí? Yo soy...” “Claro que me acuerdo ¡eres tú quien no me has reconocido!...” Hay de todo en los primeros momentos: nervios, alegría, mucha alegría, rostros que van “rejuveneciendo” ante nuestra mirada, que al tiempo que recuerda va descubriendo a aquel compañero, a aquella compañera... Sorpresa, abrazos, abrazos largos, besos, risas...

El pequeño grupo en el centro del patio va creciendo. El patio vacío ya no impone. Parece que no ha pasado el tiempo y aquella vuelve a ser nuestra casa. Nos sentimos cómodos. Ni nos damos cuenta de que el espacio ha cambiado. Casi ni reparamos en que hay un edificio que no estaba en aquellos tiempos y sí que buscamos la ventana, nuestra clase, las fuentes, los servicios, aquel rincón... “¿Te acuerdas cuando...?”

Allí estábamos, con las acreditaciones que la comisión organizadora había repartido para identificarnos y ayudar a reconocernos, contándonos la vida –literalmente- y yendo de grupo en grupo -“creo que ya he saludado a todos; ah no, me falta...”-
Y llegó Cacho... En muchos, expectación, emoción... El cura estuvo presente en nuestro COU desde el primer día de curso ¿Recordáis la hojita que cada uno teníamos encima del pupitre dándonos la bienvenida y haciendo referencia a los colegios de los que procedían quienes se incorporaron sólo para aquel año? Aquella acogida nos marcó. Nos sentimos bien recibidos, queridos desde el primer momento. Después vendrían los ejercicios espirituales, las charlas, las misas, las confesiones, su disponibilidad, su cercanía, la campaña de Navidad en la que pudimos conocer de primera mano la realidad de la Cruz Verde... Y después de veinte años en México, la coincidencia: Cacho está en España y puede volver expresamente desde su pueblo en Navarra a Málaga para celebrar con nosotros la Misa en este día tan especial.

La Eucaristía como la de aquellos tiempos. En principio, desde la organización se pensó que no todos estaríamos en la celebración de la Misa y se previeron menos sillas de la cuenta. Afortunadamente las previsiones se desbordaron. Después de varios años de funcionamiento desde su renovación ¡hicimos la “prueba de carga” de la capilla! Nunca se había tenido allí una celebración tan concurrida y organizada: más de cien y casi todos cómodamente sentados. Y qué alegría cuando la gente se lanzó con espontaneidad y confianza –como si no hubiera pasado el tiempo- a compartir y a participar. Verdad y sinceridad. Alguna lágrima. Satisfacción. Momentos para dar gracias a Dios por todos estos años, por nuestras vidas, por nuestras familias,... Realmente y de la mano de Cacho, la Eucaristía fue alimento y signo de unión para todos cuantos compartimos la Misa. Encuentro con Jesús y encuentro fraterno entre nosotros.
Y después, la foto. Con caras de felicidad nos dispusimos a formar en las gradas ¡Cuántas fotografías habrán visto hacer esos escalones! A quienes no están en la foto, a aquellos que no pudieron venir o a quienes no les apeteció asistir, nuestro recuerdo y nuestro cariño. Esperamos tener otras oportunidades para hacernos más fotos de grupo y salir cuantos más, mejor.


Más tarde, en el salón de actos, espacio desconocido para la mayoría, seguimos compartiendo recuerdos y emociones. El acto lo abrió el Superior de la Comunidad de Hermanos Maristas del Colegio, H. José Pérez Peña, quien nos saluda con especial afecto y cercanía. Dos compañeros, J. Carlos Domínguez Olmos y Mª José Muñoz Supervielle –Canito y Pepa- recuerdan aquel curso –y los anteriores para quienes llevaban más años en el colegio- trayendo a la memoria nombres de profesores, momentos y detalles. El Vicepresidente de ADEMAR –Asociación de Antiguos Alumnos Maristas-, Fernando Orellana, nos felicita por la celebración de la efemérides. Otro compañero, Nacho Vera, quien fuera hace 25 años distinguido con el premio Ricardo Caballero por encarnar los valores maristas tras una destacada trayectoria en el colegio.

Por fin llega el momento culminante del acto. Los profesores presentes junto con el representante de ADEMAR y el Superior de la Comunidad nos imponen de nuevo las violetas que ya hace 25 años, en una tarde muy calurosa de principios de junio, en el pabellón, prendieron sobre nuestros pechos y con ellas el sello de lo marista: humildad, sencillez y modestia. Los primeros que acuden a recibirla son un grupo de antiguos alumnos que no hicieron COU en el colegio pero que son tan miembros del a promoción como el que más y es de justicia que, ya que no la recibieron en su momento, les sea impuesta la insignia con especial sentido.

Por último, una sorpresa. Nos dicen que no nos podemos ir hasta que no aparezca completa en la pantalla una imagen y un mensaje. Para que así sea, deben ir apareciendo como las piezas de un mosaico que saldrán siempre que alguien, voluntariamente y de manera espontánea, intervenga con una anécdota, un sentimiento, un recuerdo,... Al principio se hace el silencio. Parece que nadie quiere participar pero finalmente la gente se lanza. Los sentimientos y las palabras de gratitud, de recuerdo,... de quienes fueron hablando permitieron que apareciera en la pantalla una imagen del patio del colegio y un “¡gracias!” que la comisión organizadora dedica a la acogida y el interés de todos cuanto participaron en la jornada y que, al mismo tiempo, es el sentimiento que todos podemos compartir por la educación recibida en el colegio y porque aquel COU nos dio la oportunidad de conocernos. Sobrepasado el tiempo que teníamos programado y sin poder realizar ya la visita a las aulas que teníamos prevista, recogimos unos recuerdos que la organización y ADEMAR habían preparado para todos, y nos fuimos hacia la salida para dirigirnos a la cena. Pero esa ya es otra historia...

No hay comentarios:

Publicar un comentario